Comprender los amplios riesgos de la obesidad en los hombres: una visión general completa
La obesidad en los hombres es más que un problema de peso: es una condición médica compleja con riesgos para la salud de gran alcance. Desde enfermedades cardíacas y problemas hepáticos hasta efectos hormonales y psicológicos, comprender estas conexiones es clave para una prevención y un manejo eficaces.

Comprender los amplios riesgos de la obesidad en los hombres: una visión general completa
La obesidad es mucho más que un simple problema de peso; es una condición médica compleja con amplias consecuencias para la salud de los hombres. La actual epidemia de obesidad ha provocado un aumento drástico de los problemas de salud relacionados con ella, elevando las tasas de síndrome metabólico y de enfermedades cardiovasculares. El exceso de peso, en particular la acumulación de grasa visceral y los desequilibrios hormonales asociados, puede aumentar significativamente el riesgo de padecer diversos problemas de salud graves. La carga mundial de la obesidad continúa creciendo [1], ejerciendo una enorme presión sobre los sistemas de salud y contribuyendo al aumento de la mortalidad en todo el mundo. Este artículo ofrece una visión general completa de estos riesgos, destacando la naturaleza interconectada de las complicaciones relacionadas con la obesidad.
La obesidad y sus riesgos subyacentes
La obesidad es una condición compleja y multifactorial caracterizada por la acumulación excesiva de grasa corporal, que puede aumentar significativamente el riesgo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer [1]. Su desarrollo está influido por una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida, incluidos los patrones dietéticos poco saludables, la falta de actividad física y el nivel socioeconómico. Factores de riesgo clave como la hipertensión, el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina suelen acompañar a la obesidad [2,3], lo que eleva aún más el riesgo de enfermedades cardiovasculares y otros problemas graves de salud. Comprender estas causas subyacentes es esencial para una prevención y un manejo eficaces, ya que la obesidad no solo afecta la salud física, sino que también contribuye a una amplia gama de enfermedades crónicas y sus complicaciones asociadas.
Medición y evaluación de la obesidad
Medir y evaluar la obesidad con precisión es esencial para identificar a las personas en riesgo de padecer problemas de salud relacionados con ella. La herramienta más utilizada es el índice de masa corporal (IMC), calculado dividiendo el peso de una persona en kilogramos por el cuadrado de su altura en metros. Las categorías del IMC ayudan a clasificar a las personas como con bajo peso, peso normal, sobrepeso u obesas, proporcionando una indicación general de los riesgos de salud asociados con el exceso de grasa corporal [1,2]. Sin embargo, el IMC no distingue entre masa grasa y masa muscular, por lo que no siempre refleja plenamente el estado de salud individual. Mediciones adicionales, como la circunferencia de la cintura y la relación cintura-cadera, ofrecen información valiosa sobre la distribución de la grasa corporal. En los hombres, una circunferencia de cintura superior a 102 cm se asocia con un mayor riesgo de enfermedades crónicas, incluidas las cardiovasculares y la diabetes tipo 2 [2,3]. Al combinar estas herramientas de evaluación, los profesionales de la salud pueden evaluar mejor los riesgos y adaptar las intervenciones para abordar la obesidad y sus problemas asociados.
Enfermedades cardiovasculares, complicaciones y síndrome metabólico
Como se ha mencionado, la obesidad —especialmente la grasa visceral y la obesidad abdominal— altera la capacidad del cuerpo para regular la presión arterial, la glucosa y los lípidos, lo que conduce al síndrome metabólico [2,3]. Este síndrome incluye componentes como triglicéridos elevados y colesterol HDL bajo, ambos factores que aumentan el riesgo cardiovascular. Este conjunto peligroso de factores incrementa significativamente la probabilidad de:
- Enfermedad arterial coronaria (EAC): La obesidad favorece la aterosclerosis, es decir, la acumulación de placa en las arterias, lo que puede provocar angina, infarto de miocardio y muerte cardíaca súbita [4].
- Accidente cerebrovascular (ictus): La obesidad aumenta el riesgo de accidentes isquémicos (bloqueo del flujo sanguíneo al cerebro) y hemorrágicos (rotura de un vaso sanguíneo cerebral) [5].
- Insuficiencia cardíaca: El exceso de peso sobrecarga el músculo cardíaco, lo que con el tiempo impide que el corazón bombee suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo [6].
- Diabetes tipo 2: La obesidad es un factor de riesgo principal de esta enfermedad crónica, en la cual el cuerpo no regula adecuadamente el azúcar en la sangre [2].
Los hombres con obesidad presentan un riesgo elevado de sufrir consecuencias cardiovasculares adversas, incluidas enfermedad coronaria isquémica, infarto de miocardio, enfermedad vascular periférica, enfermedad cerebrovascular y mortalidad cardiovascular [7].
La obesidad abdominal y el exceso de grasa son factores clave que pueden aumentar la presión arterial y contribuir a patologías asociadas. La presencia de otros factores de riesgo, como la hiperglucemia y la hipercolesterolemia, eleva aún más el riesgo cardiovascular. Los análisis estadísticos de grandes cohortes han demostrado el impacto de estos factores en los resultados cardiovasculares [3,4].
Los hombres tienden a desarrollar estas afecciones antes y de forma más agresiva que las mujeres [7].
Enfermedad hepática grasa (MASLD y MASH)
La obesidad es una causa principal de la enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD) y su forma más grave, la esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH). En la MASH, la acumulación de grasa en el hígado provoca inflamación, daño celular hepático y, en algunos casos, fibrosis (cicatrización). Reducir el peso corporal incluso de manera modesta (entre un 3 % y un 7 %) puede disminuir notablemente la grasa hepática y mejorar la función del hígado [8]. La MASLD puede progresar hacia enfermedades más graves, como:
- MASH: Forma más avanzada, caracterizada por inflamación y daño celular [8].
- Cirrosis: Etapa tardía de la enfermedad hepática, en la que el tejido sano se reemplaza por tejido cicatricial [8].
- Insuficiencia hepática: Cuando el hígado ya no puede realizar sus funciones vitales [8].
- Carcinoma hepatocelular (cáncer de hígado): La MASLD y la MASH aumentan el riesgo de desarrollar cáncer hepático [9].
Los cambios de estilo de vida en las etapas iniciales son fundamentales para frenar la progresión y preservar la función hepática [8,9].
Obesidad sarcopénica y exceso de grasa corporal
En los hombres mayores, la obesidad puede combinarse con la pérdida muscular relacionada con la edad, dando lugar a la llamada obesidad sarcopénica. Esta combinación es especialmente peligrosa, ya que aumenta el riesgo de [10]:
- Fragilidad: Deterioro de la función física y mayor vulnerabilidad ante el estrés.
- Caídas: La pérdida de masa y fuerza muscular eleva el riesgo de fracturas y lesiones.
- Discapacidad: Dificultad para realizar actividades cotidianas como caminar, bañarse o vestirse.
- Resistencia a la insulina: La combinación de obesidad y pérdida muscular agrava esta condición, aumentando el riesgo de diabetes tipo 2.
- Mortalidad: La obesidad sarcopénica se asocia con un aumento de la mortalidad.
Mayor riesgo de cáncer
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad están claramente asociados con un mayor riesgo de desarrollar 13 tipos diferentes de cáncer [1,11]:
- Cáncer de mama: Cáncer del tejido mamario, principalmente en mujeres después de la menopausia.
- Cáncer de ovario: Cáncer en los ovarios, a menudo relacionado con las hormonas y con niveles elevados de estrógeno.
- Cáncer de tiroides: Cáncer en la glándula tiroides, situada en la parte frontal del cuello.
- Cáncer colorrectal (de colon o recto): Cáncer del intestino grueso o del recto.
- Cáncer de vesícula biliar: Cáncer en la vesícula biliar o en los conductos biliares, que conectan el hígado, la vesícula y el intestino delgado.
- Cáncer de páncreas: Un cáncer altamente agresivo que se desarrolla en el páncreas.
- Meningioma (tumor de las meninges): Tumor generalmente benigno que surge de las membranas que cubren el cerebro o la médula espinal.
- Mieloma múltiple (cáncer de médula ósea): Cáncer de las células plasmáticas, que producen anticuerpos.
- Cáncer de hígado (carcinoma hepatocelular): Cáncer del hígado, que a menudo se desarrolla después de una enfermedad del hígado graso (MASLD/MASH).
- Cáncer gástrico de la unión esofagogástrica: Cáncer localizado donde el estómago se une al esófago.
- Cáncer de riñón (carcinoma de células renales): Cáncer de las células del interior de los riñones.
- Cáncer de esófago: Cáncer del esófago (el conducto alimentario), especialmente en su parte inferior.
- Cáncer endometrial (del revestimiento uterino): Cáncer del endometrio, estrechamente relacionado con la obesidad y los altos niveles de estrógeno.

Los números representan el riesgo relativo (RR), es decir, cuántas veces mayor es el riesgo en personas con obesidad en comparación con aquellas con un peso normal. Existe un riesgo 7,1 veces mayor de cáncer de endometrio, un riesgo 4,8 veces mayor de cáncer de esófago, y para la mayoría de los demás tipos de cáncer, el riesgo es 1,3–1,8 veces mayor cuando se vive con obesidad que con un peso normal [11].
La inflamación crónica de bajo grado, las alteraciones en la señalización de la insulina y los desequilibrios hormonales asociados con la obesidad se consideran factores que contribuyen a este aumento del riesgo de cáncer.
Niveles bajos de testosterona (hipogonadismo)
Muchos hombres con sobrepeso y obesidad presentan niveles bajos de testosterona, una afección conocida como hipogonadismo. El bajo nivel de testosterona puede provocar [12]:
- Disminución de la libido: el hipogonadismo puede reducir el deseo sexual.
- Disfunción eréctil: los niveles bajos de testosterona pueden dificultar lograr y mantener una erección.
- Infertilidad: el bajo nivel de testosterona puede afectar la producción de esperma, provocando infertilidad.
- Disminución de la masa muscular: la testosterona es esencial para mantener la masa muscular; niveles bajos pueden causar pérdida muscular.
- Aumento de la masa grasa: el bajo nivel de testosterona favorece la acumulación de grasa, especialmente en la zona abdominal.
- Osteoporosis: la testosterona influye en la salud ósea; niveles bajos aumentan el riesgo de osteoporosis.
- Menor energía y motivación: el hipogonadismo puede causar fatiga y falta de impulso.
El desequilibrio hormonal también resulta de una mayor actividad de la aromatasa en el tejido adiposo, que convierte la testosterona en estrógeno. Esto conduce a niveles elevados de estrógeno y al desarrollo de tejido mamario (ginecomastia).
Factores psicológicos y sociales
Los factores psicológicos y sociales asociados con la obesidad pueden agravar aún más los riesgos para la salud. Estos factores afectan significativamente el bienestar mental y emocional de un hombre, lo que dificulta el control del peso. Entre ellos se incluyen:
- Ansiedad y depresión: la obesidad está relacionada con tasas más altas de ansiedad y depresión, lo que supone una carga importante para la salud mental [13].
- Estigma social: los hombres con sobrepeso u obesidad pueden enfrentar discriminación y rechazo social, lo que puede generar aislamiento y baja autoestima [14].
- Mecanismos de afrontamiento poco saludables: ante el estrés psicológico, algunos hombres recurren al consumo excesivo de alcohol o desarrollan trastornos alimentarios, lo que empeora aún más la salud física y mental.
- Movilidad reducida: la obesidad puede limitar la participación en actividades físicas, afectando tanto la salud mental como la física y reduciendo la calidad de vida.
Estos factores pueden impactar negativamente la salud mental y física, creando un círculo vicioso que dificulta aún más el manejo del peso. Abordar estos problemas requiere un enfoque compasivo y de apoyo. Además, dejar de fumar, junto con el manejo del peso, puede reducir significativamente los riesgos de salud y mejorar el bienestar general.
Dolor y problemas digestivos
El exceso de peso ejerce una mayor presión sobre las articulaciones y los órganos internos, lo que provoca dolor e inflamación. La obesidad también se asocia con un mayor riesgo de problemas digestivos, que pueden afectar notablemente la calidad de vida. Entre ellos:
- Artrosis: el exceso de peso acelera el desgaste de las articulaciones, especialmente en las rodillas y caderas, lo que puede causar dolor crónico y movilidad reducida [15]. Algunos hombres pueden aumentar de peso debido a enfermedades o medicamentos, lo que agrava el dolor articular.
- Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE): la obesidad incrementa la presión sobre el estómago, provocando reflujo ácido y acidez. La ERGE crónica puede dañar el esófago y afectar gravemente la calidad de vida [12].
- Cálculos biliares: la obesidad aumenta el riesgo de cálculos en la vesícula biliar, que pueden causar dolor abdominal y molestias digestivas, y a menudo requieren tratamiento médico [17].
Estas condiciones pueden causar dolor crónico y malestar, limitando la actividad física y reduciendo la calidad de vida. El tratamiento suele incluir pérdida de peso, cambios en la dieta y atención médica. Perder peso puede ayudar a reducir el dolor y mejorar la salud digestiva.
Deficiencia de vitamina D
Los niveles bajos de vitamina D son comunes en personas con obesidad debido a su almacenamiento en el tejido adiposo, a una menor exposición al aire libre y a posibles alteraciones en el metabolismo de la vitamina D [18]. Esta deficiencia puede contribuir a:
- Pérdida ósea y osteoporosis: la vitamina D es esencial para la absorción de calcio, fundamental para la salud ósea. Niveles bajos aumentan el riesgo de fracturas [17].
- Debilidad muscular: la vitamina D favorece la función muscular; su deficiencia puede causar debilidad y aumentar el riesgo de caídas [17].
- Disfunción inmunológica: niveles adecuados de vitamina D ayudan a mantener un sistema inmunitario fuerte y una buena salud general [19].
Abordar la deficiencia de vitamina D mediante suplementos y exposición solar controlada (cuando sea apropiado) es una parte importante del manejo de la salud en hombres con obesidad. Controlar y mantener niveles adecuados puede tener beneficios significativos [19].
Opciones de tratamiento
El tratamiento eficaz de la obesidad requiere un enfoque personalizado que tenga en cuenta el estado de salud, el estilo de vida y las preferencias individuales [13,14]. El manejo integral puede incluir modificaciones del estilo de vida, tratamientos farmacológicos y opciones quirúrgicas, adaptadas a las necesidades de cada persona.
Alcanzar y mantener un peso saludable suele comenzar con hábitos alimenticios equilibrados, un mayor consumo de frutas, verduras y cereales integrales, y la reducción de alimentos procesados y bebidas azucaradas [8]. La actividad física regular, tanto aeróbica como de fuerza, es esencial para perder peso y mantenerlo a largo plazo [8].
En algunos casos, pueden recomendarse medicamentos con receta para apoyar la pérdida de peso, especialmente cuando los cambios de estilo de vida no son suficientes [8]. En casos de obesidad grave, o cuando otros métodos no han funcionado, puede considerarse la cirugía bariátrica para reducir el tamaño del estómago y la ingesta calórica [8]. Este tipo de cirugía puede mejorar significativamente las enfermedades asociadas.
El tratamiento exitoso suele requerir un enfoque multidisciplinario, que combine nutrición, ejercicio, medicamentos y, en algunos casos, cirugía, siempre bajo la supervisión de profesionales de la salud. Es fundamental consultar con un médico para un manejo seguro y eficaz de la obesidad.
Reducción de los riesgos para la salud
Reducir los riesgos de salud asociados con la obesidad requiere una estrategia integral que combine cambios en el estilo de vida, modificaciones conductuales y, cuando sea necesario, intervenciones médicas [8,13,14]. Mantener un peso saludable mediante una dieta equilibrada y actividad física regular es fundamental para reducir el riesgo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer [1,4,11].
Controlar condiciones como la hipertensión, el colesterol alto y la glucosa elevada puede disminuir aún más el riesgo de desarrollar enfermedades graves [4,6]. Un control eficaz de estas enfermedades es clave para prevenir complicaciones cardiovasculares y metabólicas. Los chequeos médicos regulares permiten detectar y tratar posibles problemas a tiempo [4,6].
Adoptar hábitos saludables, mantenerse activo y buscar orientación profesional puede ayudar a reducir significativamente el riesgo de enfermedades relacionadas con la obesidad y mejorar la calidad de vida general [1,13].
Un camino hacia adelante: afrontar la obesidad con confianza
La obesidad en los hombres presenta una amplia gama de riesgos de salud interconectados. Desde complicaciones cardiovasculares y síndrome metabólico hasta un mayor riesgo de cáncer y desequilibrios hormonales, las consecuencias del exceso de peso pueden ser profundas. Afrontar la obesidad exige un enfoque integral y proactivo, centrado en los cambios de estilo de vida, las intervenciones médicas y el apoyo psicológico [6,13].
Yazen reconoce la complejidad de estos desafíos y ofrece apoyo personalizado para ayudar a los hombres a controlar su peso, reducir el riesgo de complicaciones relacionadas con la obesidad y mejorar su salud y bienestar general.
Exención de responsabilidad: este artículo se ha traducido utilizando inteligencia artificial (IA). La versión original en inglés es la principal. En caso de duda, prevalecerá el texto en inglés.
Referencias
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